
A veces me duermo en su regazo,
Sus manos descansan a mi lado.
Nadie nos evita el abrazo,
en la siesta, está todo tan callado.
Ella tapa todas mis heridas
Porque destila lunas sonriendo,
Tal vez hace propias mis caídas
Las guarda y le están ardiendo.
Hoy abanica miedos y dolor,
Sabe traspasar abismos corriendo
Avanza sin prisa y difunde calor.
Su sol brilla de coraje,
Ahoga condenas con amor.
Se que no se irá, anda en mi carruaje.
©Carolina Guaglianoni